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Diario De Un Perro Paroles

Mariano Osorio

Album Reflexiones II

Paroles de Diario De Un Perro

1 semana.
Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Que alegría haber llegado a este mundo!.
1 mes.
Mi mamá me cuida muy bien. Es una mama ejemplar.
2 meses.
Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos vidriosos, me dijo adiós. Esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara también como ella lo había hecho.
4 meses.
He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como "hermanitos". Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.
5 meses.
Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice "pipi adentro de la casa; pero nunca me habían dicho donde debo hacerlo. Además duermo en la recamara... ! Ya no me aguantaba!
8 meses.

Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi solito y me voy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando esconden la comida. Nunca me educan. Ha de estar bien todo lo que hago.
12 meses.
Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentirse de mí.
13 meses.
Que mal me sentí hoy. Mi "hermanito" me Quito la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa. 15 meses.
Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo. mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.
16 meses.
Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía un abanico. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. "¡Oigan, esperen!" – ladré... se olvidan de mí. Corrí detrás del carro con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detendrían: me habían olvidado.
17 meses.
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento muy solo y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me dan algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal como ninguno. Pero sólo dicen "pobre perrito", se ha de haber perdido.
18 meses.
El otro día pase por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis "hermanitos". Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quién tenía mejor puntería". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él. 19 meses.
Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.
20 meses. (Gracias a Leonardo Elias Leiva Herrada por esta letra)