Paroles de Voy A Celebrarlo
Ahora que tenemos tiempoenfadarse no vale la pena,
pues entre días de guerra hay paz
entiendo que tengamos problemas y el miedo no deja empatizar.
Y si te sientes raro coge mi mano
y estarás acompañado. Ven a celebrarlo.
Contentos con lo poco que tenemos.
En esta vida no se ensaya jamás.
Veinticuatro horas sin un móvil.
Ventanas abiertas y un paisaje inmóvil.
Salir y respirar maleza. La humedad de la montaña baña mi alma
y transpira calma al inspirar.
Para nada es fácil estar siempre sonriendo
pero cerca de los nuestros me medico.
Somos diferentes y por eso somos ricos.
Amistad entre iguales y en los grupos pequeñitos.
Para y mira a tu alrededor. Nada nos rodea,
no somos el centro, todos damos vueltas
hasta perder el control. Descarrílate.
El innegable placer cuando nadie te ve.
Sosteniendo un libro en el sofá solo en mi casa
debajo de una luz baja o calentándome el café,
o en medio de una fiesta bailándola a mi bola,
si nadie me controla así me siento bien.
Me quedo la risa, me sobra la prisa, que huelen como a primavera, y voy a celebrarlo.
La luz de tu mirada lúcida
ha visto la lluvia amainar.
Nadie dijo que era fácil, ni tampoco barato.
La vida es un regalo pero es solo para un rato.
Igual que estoy aquí tal vez no estoy mañana.
Celebremos la energía que nuestra amalgama emana
porque me alegro de verte y sé que tu de verme.
Ambos nos miramos, celebramos el presente con abrazos,
mirando el Tibidabo a contra luz y desde lejos.
Momentos a rememorar de viejos.
Momentos que recuerdas en los días de bajón
que son auténtico jarabe para la cara B del alma.
Se reconocerlos en tu cara
y en cualquiera de esos besos que cesan el retroceso de la calma.
Verdadera terapia. Eternas sobremesas aromáticas
con la mitad de plata y nada que envidiar
al ocio que fabrica la alienante discoteca.
Disfruto mi conciencia y adoro quedarme en Babia.
¿Callar o darle a la labia? Quizás la opción más sabia
es bailar en la tarima, según vaya la vaina.
No hay nada más bonito para el ánima
que el brillar de las pupilas cuando la fatiga amaina.
Vuélveme a contar aquella historia.
Van ochenta veces, pero vértela narrar es pura gloria.
Dichosos los momentos donde las almas claman
“¡Abajo los lamentos!¡Arriba los que aman!”.
Estaba lloviendo en mi negro corazón,
entró tu luz y la nube escampó.
Estaba viviendo en un negro nubarrón,
llegaste tú y salió el sol.
Me han tratado con una gratitud que no merezco
por algunas cosas que he escrito en momentos lúcidos.
Yo soy un músico que no toca instrumentos.
Saber que contigo conecto es un placer súbito.
Maitasun gehiegi hain denbora gutxirako.
Después del mai me quedaban monosílabos tan solo.
Haciendo colegas es como nos movemos.
Si a ti te llega a mi me hace sentir fenómeno.
Déjate de prolegómenos
que no menos de mil horas perdemos discutiendo entre nosotros sobre cómo...
¿Cómo hacer que llegue tanto amor?
En el pecho me nace la necesidad de dártelo.
Es un homenaje a todas las pequeñas cosas que nos llenan:
las risas en la cena, el brindis de verbena,
la pena que me da cuando te marchas,
las ganas de fumarme hasta tus tachas, matar la mala racha,
volverme a emborrachar con muchachos y muchachas,
parando por las plazas, pagando a pachas,
callejear, carcajear, armar jarana,
amar a mentes sanas, prender nuestras miserias en la hoguera
y quemar la cama, locuras de Miguel Noguera, ideas...
Si así eres feliz que así sea.
El viento susurra y el mar sisea.
Odisea, suena el “shhh...”, como en las olas.
Brinda conmigo y abandona tu bajona
a medio camino entre El Masnou y Barcelona.
La alegría que te da esa amistad que creías fría y de repente un día te llama...
La duda que no dejas que te coma...
Las damas que han compartido mi alcoba.
A alguna le fallé, alguna me gritó en la calle.
Con alguna ni follé (fui yo quien no pudo),
pero le mando besos por si me oye. ¡Un saludo!
Hoy he aprendido a no ser tan ruin,
yo, que me he frustrado tan a lo tonto siempre.
No hay fin, se que todo se va y todo vuelve
entre espuma de birra y humo de verde.
Derrito mi piedra, mojito y arena.
Me fumo un porrito a tu vera y voy a celebrarlo.
Comparto contigo mi droga
por volver a verte vibrar.
El amor desahoga, si te hice daño perdona.
La libertad nos enamora
y alguno se ha echado a volar.
Oye, que aquí hemos venido a bailar y yo voy a celebrarlo.
Esto me levanta cada mañana
y ya nada ni nadie me quita las ganas de andar.
Yo tengo un alma que todo lo aguanta
y hasta el alba danza para avanzar.
Bebiéndolo a sorbos, buscando mi karma,
la playa nos hará de cama y de sábana el mar.
Cierro los ojos y estalla la calma.
Entre zancadillas empecé a danzar y voy a celebrarlo.
La pena que me da cuando me marcho,
las ganas de volver a veros, Iker, Pablo, Arandia, Jokin, Juantxo,
Julen y Jon Altuna, y gritar “¡Askatasuna!”.
La vacuna contra el peso de esta cruz a la luz de la luna
es el placer de veros tocando todos a una.
El que tiene un amigo tiene una fortuna
En esta vida no se ensaya jamás.
Veinticuatro horas sin un móvil.
Ventanas abiertas y un paisaje inmóvil.
Salir y respirar maleza. La humedad de la montaña baña mi alma
y transpira calma al inspirar.
Para nada es fácil estar siempre sonriendo
pero cerca de los nuestros me medico.
Somos diferentes y por eso somos ricos.
Amistad entre iguales y en los grupos pequeñitos.
Para y mira a tu alrededor. Nada nos rodea,
no somos el centro, todos damos vueltas
hasta perder el control. Descarrílate.
El innegable placer cuando nadie te ve.
Sosteniendo un libro en el sofá solo en mi casa
debajo de una luz baja o calentándome el café,
o en medio de una fiesta bailándola a mi bola,
si nadie me controla así me siento bien.
Me quedo la risa, me sobra la prisa, que huelen como a primavera, y voy a celebrarlo.
La luz de tu mirada lúcida
ha visto la lluvia amainar.
Nadie dijo que era fácil, ni tampoco barato.
La vida es un regalo pero es solo para un rato.
Igual que estoy aquí tal vez no estoy mañana.
Celebremos la energía que nuestra amalgama emana
porque me alegro de verte y sé que tu de verme.
Ambos nos miramos, celebramos el presente con abrazos,
mirando el Tibidabo a contra luz y desde lejos.
Momentos a rememorar de viejos.
Momentos que recuerdas en los días de bajón
que son auténtico jarabe para la cara B del alma.
Se reconocerlos en tu cara
y en cualquiera de esos besos que cesan el retroceso de la calma.
Verdadera terapia. Eternas sobremesas aromáticas
con la mitad de plata y nada que envidiar
al ocio que fabrica la alienante discoteca.
Disfruto mi conciencia y adoro quedarme en Babia.
¿Callar o darle a la labia? Quizás la opción más sabia
es bailar en la tarima, según vaya la vaina.
No hay nada más bonito para el ánima
que el brillar de las pupilas cuando la fatiga amaina.
Vuélveme a contar aquella historia.
Van ochenta veces, pero vértela narrar es pura gloria.
Dichosos los momentos donde las almas claman
“¡Abajo los lamentos!¡Arriba los que aman!”.
Estaba lloviendo en mi negro corazón,
entró tu luz y la nube escampó.
Estaba viviendo en un negro nubarrón,
llegaste tú y salió el sol.
Me han tratado con una gratitud que no merezco
por algunas cosas que he escrito en momentos lúcidos.
Yo soy un músico que no toca instrumentos.
Saber que contigo conecto es un placer súbito.
Maitasun gehiegi hain denbora gutxirako.
Después del mai me quedaban monosílabos tan solo.
Haciendo colegas es como nos movemos.
Si a ti te llega a mi me hace sentir fenómeno.
Déjate de prolegómenos
que no menos de mil horas perdemos discutiendo entre nosotros sobre cómo...
¿Cómo hacer que llegue tanto amor?
En el pecho me nace la necesidad de dártelo.
Es un homenaje a todas las pequeñas cosas que nos llenan:
las risas en la cena, el brindis de verbena,
la pena que me da cuando te marchas,
las ganas de fumarme hasta tus tachas, matar la mala racha,
volverme a emborrachar con muchachos y muchachas,
parando por las plazas, pagando a pachas,
callejear, carcajear, armar jarana,
amar a mentes sanas, prender nuestras miserias en la hoguera
y quemar la cama, locuras de Miguel Noguera, ideas...
Si así eres feliz que así sea.
El viento susurra y el mar sisea.
Odisea, suena el “shhh...”, como en las olas.
Brinda conmigo y abandona tu bajona
a medio camino entre El Masnou y Barcelona.
La alegría que te da esa amistad que creías fría y de repente un día te llama...
La duda que no dejas que te coma...
Las damas que han compartido mi alcoba.
A alguna le fallé, alguna me gritó en la calle.
Con alguna ni follé (fui yo quien no pudo),
pero le mando besos por si me oye. ¡Un saludo!
Hoy he aprendido a no ser tan ruin,
yo, que me he frustrado tan a lo tonto siempre.
No hay fin, se que todo se va y todo vuelve
entre espuma de birra y humo de verde.
Derrito mi piedra, mojito y arena.
Me fumo un porrito a tu vera y voy a celebrarlo.
Comparto contigo mi droga
por volver a verte vibrar.
El amor desahoga, si te hice daño perdona.
La libertad nos enamora
y alguno se ha echado a volar.
Oye, que aquí hemos venido a bailar y yo voy a celebrarlo.
Esto me levanta cada mañana
y ya nada ni nadie me quita las ganas de andar.
Yo tengo un alma que todo lo aguanta
y hasta el alba danza para avanzar.
Bebiéndolo a sorbos, buscando mi karma,
la playa nos hará de cama y de sábana el mar.
Cierro los ojos y estalla la calma.
Entre zancadillas empecé a danzar y voy a celebrarlo.
La pena que me da cuando me marcho,
las ganas de volver a veros, Iker, Pablo, Arandia, Jokin, Juantxo,
Julen y Jon Altuna, y gritar “¡Askatasuna!”.
La vacuna contra el peso de esta cruz a la luz de la luna
es el placer de veros tocando todos a una.
El que tiene un amigo tiene una fortuna
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